¿Es real el resurgir de Silicon Valley?

Una serie de empresas tecnológicas de Silicon Valley han obtenido mejores resultados trimestrales de lo que esperaban. Muchas acciones tecnológicas están cotizando al máximo precio de las últimas 52 semanas. Los inversores de capital-riesgo están estudiando diferentes planes de negocio. Y la anunciada salida a bolsa del buscador Google ha conseguido aumentar la esperanza de que los inversores, una vez más, se precipiten hacia el norte de California. Esta recuperación ¿es real? ¿Qué podría acabar con ella?
Silicon Valley está cargando las pilas de nuevo. Algunos advierten que es demasiado pronto para saber si su resurgir tiene fundamento, pero otros son más optimistas.
En opinión de Raffi Amit, profesor de gestión empresarial de Wharton, el cambio de rumbo parecía ser algo inminente hace un año tras la oferta inicial de Seagate Technology, pero nunca llegó a materializarse. Esta vez es real. “Se ha necesitado algo más de tiempo, pero vemos que el número de ofertas iniciales que están teniendo lugar y la oferta pública de Google serán algo grande. No cabe duda de que la recuperación está finalmente en marcha”. El aumento de la cotización de las acciones tecnológicas no es la única señal de recuperación, señala Amit. Los inversores de capital-riesgo no sólo están invirtiendo en empresas que ya están presentes en su cartera, sino que también están empezando a invertir en nuevas empresas.
La recuperación se aceleró cuando las empresas, después de varios años de incertidumbre, volvieron de nuevo a invertir en nuevas tecnologías de la información, después de que sus beneficios empezasen a remontar en el tercer y cuarto trimestre de 2003. Los pedidos procedentes de esos clientes están estimulando nuevas inversiones. “Tener pedidos de antemano y poder mostrárselos a los inversores de capital-riesgo es una prueba contundente”, declara Amit.
Leonard Lodish, profesor de Márketing de Wharton y vicedecano de Wharton West en San Francisco también cree en Silicon Valley. “Las innovaciones están vivas y gozan de buena salud. Las nuevas empresas están iniciando su andadura y los mercados han empezado a abrirse. La gente se muestra más optimista y las perspectivas laborales son mejores”, dice Lodish, añadiendo que el declive de los valores inmobiliarios y las rentas parecen haber tocado fondo.
No hay que perder de vista la catástrofe
Paul Tiffany, profesor asociado de Wharton West, es en cierto modo menos optimista acerca de las últimas señales de lo que él denomina “frágil recuperación”. “En estos momentos no se trata de una recuperación basada en fuertes cimientos”, dice. “Lo que percibo es que la gente está más cerca de la puerta y por tanto puede escapar más rápidamente ante el menor indicio de que esta recuperación se congele”.
Es importante observar el actual ciclo de recuperación sin perder de vista la carnicería que se produjo en Silicon Valley cuando explotó la burbuja tecnológica en marzo y abril de 2000, añade Tiffany. Muchas empresas perdieron el 50% de su valor de mercado y algunas el 90-95%. “La caída de después del 2000 no tuvo precedentes”.
Es más, las mejoras en Silicon Valley y en la economía pueden detenerse tras las elecciones de 2004, advierte Tiffany. Las políticas de la administración Bush han mantenido bajo el precio del dólar, beneficiando al sector manufacturero y a las empresas orientadas hacia las exportaciones, algo que podría reforzar la posición del presidente en estados clave. Después de las elecciones, el débil dólar puede que suba de nuevo, perjudicando a las empresas con sede en Estados Unidos. “Parte de la recuperación se basa en factores que bien podrían desaparecer después de noviembre”, afirma Tiffany añadiendo que otro ataque terrorista en Estados Unidos podría también acabar con el actual clima de recuperación.
En opinión del profesor de Márketing de Wharton Jagmohan Singh Raju, las empresas que proporcionan infraestructura tecnológica -como Cisco, Juniper Networks y JDS Uniphase-, parecen estar liderando la recuperación de Silicon Valley gracias a un incremento del gasto de las empresas. “Creo que la recuperación está más bien relacionada con el gasto de las empresas que con el gasto de los consumidores”, dice Raju, añadiendo que las empresas finalmente han empezado a hacer pedidos después de librarse del exceso de capacidad acumulado con la llegada del siglo XXI. “Se están desarrollando tecnologías cada vez mejores. Para seguir siendo competitivas, las empresas tienen que invertir”, destaca Raju, que considera que los bajos tipos de interés y la expansión de la economía global también hacen que éste sea un buen momento para adquirir nuevos equipos.
A las empresas de semiconductores también les está yendo bien, pero cuando se trata de empresas de software y de otras tecnologías la recuperación ya no está tan clara, dice Morris Cohen, profesor de Gestión de las Operaciones y la Información de Wharton. Los semiconductores, un sector con un alto componente cíclico, “simplemente están saliendo de una de las peores –posiblemente la peor- depresiones del ciclo de toda su historia. Estaban tan hundidos que tan sólo les quedaba una salida”. Además del mayor gasto de las empresas, los consumidores han aumentado su demanda de chips para ordenadores personales y aparatos electrónicos, añade Morris.
Según Amit, un sector particularmente atractivo es el de los servicios inalámbricos. “Vemos una enorme cantidad de aplicaciones en el sector de servicios inalámbricos, en especial el acceso a la banda ancha”. Incluso las telecomunicaciones, duramente golpeadas cuando estalló la burbuja, han iniciado su recuperación. “Muchas de estas empresas han sufrido, pero creo que veremos cierta estabilización y recuperación que les permitirá continuar sus adquisiciones de equipos de tecnologías de la información”.
Potenciar las relaciones sociales
Las empresas de redes sociales, como Friendster, la página web para encontrar pareja y amigos, y LinkedIn, cuyo objetivo son las redes empresariales, están recibiendo cada vez más atención por parte de los inversores de capital-riesgo, dice Rob Coneybeer, socio de New Enterprise Associates (NEA), una entidad de capital-riesgo que tiene oficinas en Silicon Valley.
“Los inversores de capital-riesgo están entusiasmados con la idea de que la gente utilice herramientas basadas en Internet para potenciar sus relaciones sociales”, dice añadiendo que, sin embargo, este tipo de inversión ya está posiblemente financiada en exceso. Coneybeer estima que para que los planes empresariales de las cinco mayores empresas de relaciones sociales tengan éxito, sería necesario que la población estadounidense superase los 1.000 millones de personas. “No todas las empresas van a sobrevivir… El exceso de financiación de los mercados es normalmente una señal de que efectivamente existe mercado y una oportunidad”.
Otra tendencia que se observa entre la nueva generación de empresas de reciente creación de Silicon Valley es la de empresas que crean aplicaciones a partir de plataformas ya existentes, como Microsoft Outlook. Por ejemplo, las empresas están desarrollando productos que ponen al día la información de contactos del Outlook y proporcionan backup de correos electrónicos, dice Coneybeer. “La clave es que la gente no sólo considera a Microsoft Windows una plataforma, sino una aplicación con la que puedes a su vez desarrollar otras”.
Coneybeer predice que en el futuro un importante mercado de consumo será la incorporación de cámaras en los teléfonos móviles. “Va a ser algo mucho más permanente de lo que se piensa. La gente está acostumbrada a llevar el móvil a todas partes, pero no la cámara de fotos. Creo que el modo en que la gente saca, comparte y almacena fotos va a cambiar completamente”.
Hasta el momento la recuperación de Silicon Valley no se está trasladando al empleo. Las empresas están teniendo mucho cuidado al contratar y muchas empresas están trasladando algunos puestos de trabajo de producción o de ingeniería al extranjero, donde pueden pagar menos a los empleados. Según el informe Manpower Employment Outlook, un 25% de los empleadores de Silicon Valley tienen pensado contratar a un mayor número de trabajadores en el primer trimestre de 2004, mientras un 18% tiene planeado reducir su fuerza laboral. Entre el resto de empresas, un 39% espera mantener sus niveles actuales de empleo y el 18% no está seguro de sus planes de contratación.
“Está teniendo lugar una reestructuración; las empresas subcontratan tareas que no son claves para el negocio”, explica Cohen. “La tendencia se acentúa a medida que las empresas salen de la recesión y concentran todas sus energías y recursos en esos aspectos del negocio para los cuales detectan una mayor ventaja competitiva”.
Se necesitan directivos con experiencia
Aunque el clima empresarial ha mejorado últimamente, algunos observadores señalan que el desastre de 2000 aún no se ha olvidado. Parece ser que Silicon Valley está prestando atención a los errores del pasado.
“La mentalidad ha cambiado”, dice Amit. “Con la explosión de la burbuja, la mayoría de los inversores y directivos han aprendido una lección muy costosa e importante. Hoy en día, al igual que en el pasado, cada céntimo cuenta. La gente es muy consciente en lo que respecta a decisiones sobre cómo gastar sus dólares”.
Esta vuelta a los principios filosóficos básicos está floreciendo en otros centros tecnológicos del país, incluyendo el corredor de la ruta 128 a las afueras de Boston o áreas en Austin (Texas) y Virgina del Norte, añade Amit. “Las empresas ahora comprenden que necesitan concentrarse en el desarrollo de sus productos, de su tecnología, e invertir en la captación de consumidores en lugar de gastar grandes cantidades en la creación de una marca, que fue lo que hicieron durante la burbuja. Las tasas de fracaso son ahora mucho más bajas. Con un dólar se puede ir algo más lejos”.
A las salas de ejecutivos de Silicon Valley también ha vuelto un enfoque más elemental que el existente durante los años del boom, época en la que empresarios de veintitantos años dominaban la escena y tener experiencia empresarial o un MBA era considerado una desventaja. Se solía pensar que “todo lo que se necesitaba era un chaval con entusiasmo y con un plan de negocio”, explica Tiffany. “La gente se ha dado cuenta de que tener entusiasmo no es suficiente. Se está volviendo a la gestión de verdad. Se necesita alguien con experiencia”.
Tiffany sostiene que la carencia de gestores experimentados puede haber causado que el crash tecnológico de Silicon Valley haya sido peor de lo que debería. “Si las empresas hubiesen tenido mejores sistemas de control de la gestión podrían haber interpretado mejor algunas de las señales y planificado el futuro”.
Mientras, los inversores de capital-riesgo, con 50.000 millones de dólares invertidos en tecnología, siguen estando poco dispuestos a gastar a no ser que vean una clara estrategia de salida para recuperar su inversión, dice Amit. En los años del boom, se ganaron miles de millones de dólares vendiendo empresas en la Bolsa a través de ofertas públicas (OPV o IPO). En Silicon Valley se percibe el interés que despierta la oferta inicial de Google, pero los inversores de capital-riesgo están continuamente diseñando medidas para recuperar su dinero a través de ventas a empresas establecidas. “En el pasado la panacea era una oferta pública inicial. Es probable que estemos siendo testigos de profundos cambios en la mentalidad de los inversores de capital-riesgo”, señala Amit.
Coneybeer sugiere que, gracias a haber tocado fondo, Silicon Valley ha empezado a trazar un nuevo camino para el nacimiento de una nueva generación de empresas que están alimentando la recuperación actual. Con el crash cayó el coste de las rentas y del trabajo en Silicon Valley, convirtiéndose en una localización competitiva para la creación de nuevas empresas, afirma. “En consecuencia hay muchas empresas que se crearon el pasado año y que ahora están empezando a despuntar”.

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